jueves, 15 de octubre de 2020

1.4. LOS SISTEMAS ECONÓMICOS

En cualquier lugar y momento histórico, desde las comunidades primitivas hasta nuestros días, los seres humanos han tenido que dotarse de una serie de normas que regulen la vida en sociedad.

Actualmente es el poder político, representado por el Sector Público, el que establece el conjunto de leyes e instituciones que regulan la actuación de los agentes económicos y sus relaciones, condicionando sus decisiones y determinando el sistema económico.

La escasez de recursos y su posibilidad de usos alternativos, obliga a la sociedad a tomar decisiones sobre el destino de tales recursos, que pueden sintetizarse en tres cuestiones fundamentales:
Qué bienes y servicios producir y en qué cantidad

Cómo producir esos bienes, con qué tecnología

Para quién producirlos


Las decisiones tomadas para dar respuesta a estas cuestiones tienen un claro componente político, y configuran el sistema económico de una sociedad. No es indiferente, por ejemplo, dedicar los recursos a fabricar armas o alimentos, a bienes privados o a servicios públicos.


En cuanto al cómo producir, aunque es una decisión en gran parte de naturaleza técnica, también lo es política: se produce respetando el medio ambiente o no, se explota a la fuerza de trabajo o no, etc.


Por último, la decisión sobre quién va a disfrutar de los bienes y servicios producidos vuelve a ser política: puede repartirse igualitariamente entre toda la sociedad, o sólo entre los que han trabajado, o entre quienes puedan pagar el precio correspondiente, o en función de las necesidades de cada uno.


En definitiva, lo que caracteriza básicamente a un sistema económico, es el mecanismo por el cuál se toman las decisiones económicas anteriores, si bien cada uno de estos mecanismos exige determinadas condiciones de propiedad de los factores productivos, y da lugar a unas relaciones entre los agentes económicos concretas.

Tipos de sistemas económicos

A lo largo del tiempo, han existido diversas clasificaciones de los sistemas económicos, dependiendo de los criterios que se utilicen para dividirlos. Sin embargo, si nos atenemos estrictamente a los aspectos que dan respuesta a los problemas de producción, distribución y consumo de los bienes económicos, podemos afirmar que existen tres sistemas económicos: el sistema tradicional, el sistema autoritario o planificado y la economía de mercado. Hoy en día, la mayoría de sistemas económicos son mixtos, aunque tiene una mayor importancia la economía de mercado. Veamos, a continuación, las principales características de cada uno de ellos.
 La economía tradicional

La economía tradicional es un sistema en el que los problemas concernientes a la producción, distribución y consumo se so­lucionan con base en normas de la costumbre o la tradición.
La costumbre desempeñó un papel importante en las socie­dades primitivas, donde el trigo y el algodón se producían de una manera tradicional por unos métodos heredados de otras generaciones y las cosechas se dividían entre los individuos por arreglos o acuerdos tradicionales.

 La economía autoritaria o planificada
La economía autoritaria o planificada es un sistema en el que los asuntos concernientes a la producción, distribución y consumo de los bienes eco­nómicos dependen de la voluntad de una persona o grupo de personas, razón por la que el mercado desempeña un papel sumamente limitado en la asignación de recursos. En este tipo de sistema, la autoridad, que cuenta con el suficiente poder para imponer su criterio al resto de los individuos de una colectividad, está constituida por el Estado, y las empresas se dedican a ejecutar las acciones que este planifica.
Para llevar a cabo una planificación centralizada en todas las decisiones económicas de un país, los funcionarios encargados deben conocer todas las posibilidades tecnológicas para la producción y poseer todos los deta­lles acerca de las ofertas de los factores de producción. Esta información permite a sus funcionarios elegir los productos y servicios que deben ser producidos y distribuidos.
Además, el Estado debe planificar la distribución de los bienes, lo cual realiza mediante decretos, es decir, por medio de racionamiento o fijación de los precios para la distribución, permitiendo que los agentes económi­cos compren y vendan solo de acuerdo con los precios establecidos por el Estado.
En la actualidad, no existe ninguna economía autoritaria total pero sí hay economías con un elevado grado de planificación centralizada, como las de Cuba y Corea del Norte.
 La economía de mercado

En la economía de mercado, que es actualmente el sistema con mayor fuerza, el mercado es el mecanismo encargado de determinar la produc­ción, distribución y consumo de los bienes económicos.
En este sistema, existen dos grupos diferentes de personas:
Para cada producto y para cada servicio, se establece una relación entre los oferentes y los demandantes. De esta relación surge el precio, que es el número de unidades monetarias de dinero que deben pagarse por unidad física de un producto o un servicio. Por ello, mientras el precio en la econo­mía planificada es el resultado de las decisiones del Estado, en la economía de mercado el precio no es otra cosa que la interacción entre la oferta y la demanda.
En general, cuando la demanda de un bien económico es mayor que la oferta, se dará una escasez de este, lo que hace que su precio aumente. Esto generará que las personas dejen de comprar dicho bien, obligando a que la demanda baje y a que el precio se estabilice. En cambio, cuando la oferta es mayor que la demanda, se produce un excedente del bien, lo que hace que su precio disminuya. Al suceder esto, la tendencia del mercado es que las personas incrementen su compra, haciendo que el precio suba hasta nivelarse.
 La fijación de los precios de los productos y servicios se puede simplificaren el siguiente esquema:



 En la economía de mercado, los productores determinan qué medios em­plear y cómo combinarlos para poder fabricar el bien solicitado por la de­manda. Sin embargo, en este sistema suele primar el principio de máximo beneficio, que implica que el método de producción que se elija será el más barato, es decir, aquel que permita al empresario obtener mayores beneficios económicos.
El objetivo de la economía planificada es el beneficio común y compartido de las personas, mientras que el de la economía de mercado es el de obte­ner los mayores ingresos económicos para la empresa productora. Por ello, los factores de producción utilizados en la economía de mercado tenderán a ser los más eficientes, es decir, los que produzcan mayor cantidad de bienes en menor cantidad de tiempo.
 Los sistemas mixtos
Hasta ahora, hemos analizado tres tipos puros de sistemas económicos: el tradicional, el autoritario o planificado y el de mercado. Sin embargo, en la práctica no existen sistemas económicos puros. Es decir, el sistema planificado y el de mercado necesitan complementarse para permitir un crecimiento óptimo de la economía. Por ello es que todos los sistemas eco­nómicos reales son mixtos, en la medida en que utilizan con preferencia un modelo económico puro pero incorporan elementos de otros.
Por ejemplo, los países que prohíben la propiedad privada, y en los que el Estado regula fuertemente la economía, también utilizan el mecanismo de precios, especialmente para la distribución de la producción nacional. La mayoría de estos países permite que los precios de los productos y de los servicios estén influidos por las fuerzas del mercado, así estén intervenidos por el Estado.

La información acerca de los precios que suben y bajan ayuda a los plani­ficadores a decidir qué artículos deben producirse. Incluso, el mecanismo de precios puede ser utilizado para tomar decisiones acerca de cómo hay que producir. Por ejemplo, las fábricas estatales pueden fijar los objetivos de beneficio y poseer libertad para tomar sus propias decisiones en lugar de que se les indique directrices sobre qué hay que producir y cómo organizar la producción. Este es el caso, por ejemplo, de la economía que regía en un país como Yugoslavia.

De la misma manera que no existe una economía totalmente autoritaria, tampoco existe un sistema de mercado puro. En este sistema económico, los Gobiernos intervienen con un conjunto de medidas políticas que van desde leyes y directrices hasta impuestos y subvenciones, así como algunas actividades productivas son ejercidas por el Estado mismo.

En un sistema planificado, se utiliza el mecanismo de los precios para permitir la distribución de la producción nacional, mientras que, en una economía de mercado, los precios proporcionan información para decidir qué artículos deben producirse. De esta manera, en muchos países se da la planificación parcial, que consiste en una toma de decisiones centralizada para un número limitado de sectores de la economía que son considerados de gran importancia. Por ejemplo, algunos Gobiernos desempeñan el papel de planificadores centrales ya que organizan la producción en unas pocas industrias, como la del carbón, los ferrocarriles y los servicios postales, y no necesariamente intervienen en todos los sectores económicos.

La economía de cada país difiere en el grado de confianza que otorga a los mercados para coordinar las decisiones descentralizadas y en la confianza que da a una toma de decisiones centralizada. De este modo, la economía de países como Cuba no se distingue de la de otros países por la ausencia total del mercado sino en el hecho de tener mucha mayor planificación central y menor utilización de los mercados con respecto a otros como Estados Unidos.








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