Muchas veces se realizan varias operaciones para un mismo destinatario y por cada una de ellas se debería emitir una factura. La factura recapitulativa permite agrupar en una sola factura varias operaciones comerciales o de prestación de servicio que estén comprendidas entre distintas fechas pero en un mismo mes natural.
Cómo interpretar las facturas
Conocer las
facturas es muy importante, para poder saber lo que
en realidad pagamos y disponer
de una información plena
sobre todos los movimientos que repercutirán en la cuenta
corriente. Los principales beneficios de interpretar de forma
correcta las facturas son:
Para formalizar
cualquier queja o reclamación
ante la entidad emisora de la misma, por cualquier circunstancia.
Permite
una mayor
planificación
en el presupuesto
mensual, al conocer con más detalle los gastos que se tendrán en
cada periodo.
Ayuda a
conocer mejor
qué variables e impuestos se aportan a los recibos
y a mejorar la capacidad de análisis para cambiar de oferta o irse
a otra compañía en los servicios liberalizados.
Será más fácil detectar
cualquier error o anomalía
en alguno de los recibos emitidos y reclamarlo al emisor.
Será más
difícil que cualquier incidencia
no contemplada en el contrato
se refleje en contra de los intereses de los usuarios.
Se podrá
descubrir con
más ágilidad cualquier cambio en el consumo,
con lo que podrá aplicarse una óptima estrategia de ahorro para
los próximos meses.
Es el
instrumento
definitivo para presentar alguna reclamación ante terceras
instancias
(arbitraje, defensa de los consumidores, órganos de consumo...)
ante cualquier incidencia que vaya en contra de los intereses de los
usuarios.
Aspectos a tener en cuenta en una factura
Es preciso tener
algunas nociones básicas, al menos sobre los recibos más habituales
con los que se está más familiarizado.
Recibos
de compra:
deberá reflejar la cantidad aportada y su devolución, con la
correspondiente aplicación de los impuestos, así como si se ha
efectuado el pago con tarjeta o en metálico.
Factura
eléctrica: hay
varios conceptos importantes que deben conocerse para interpretar el
recibo
y que se refieren al término fijo de potencia, energía consumida,
impuesto sobre electricidad, alquiler de equipos de medida, IVA y
origen de la electricidad.
Factura
telefónica: se
detallan los servicios contratados, ya sea Internet, telefonía,
televisión, etc. Por otro lado, también se especificará el
consumo y, al final, el valor total que hay que pagar.
- Otras: factura del agua, de gas etc.
La
importancia de conservarlas
Sin recibos no
se puede reclamar un mal servicio, un pago indebido o la aparición
de una pieza defectuosa en algún aparato
Ahora
que el Tribunal
de Justicia de la Unión Europea ha declarado ilegal el
denominado "
céntimo sanitario", solo los contribuyentes
que puedan presentar las facturas de las diferentes gasolineras en
donde hayan llenado el depósito de sus vehículos podrán cobrarlo.
Esto pone de manifiesto
la
importancia de conservar estos documentos de pago durante varios
años, ante la
posibilidad de encontrarse ante una circunstancia como esta o de
similares características.
Guardar
siempre las facturas
Es frecuente
entre los consumidores que, una vez realizada la compra o prestación
de un servicio, se queden con la factura
que acredite su pago, pero que, a
los pocos días, bien la tiren a la basura o acabe en cualquier sitio
que les sea difícil recordar
si en algún momento la necesitan. Conservarlas es de especial
relevancia, ya que si no puede acreditarse un gasto, esto impedirá
ejercer cualquier acción,
como ha sucedido en el reciente caso del "céntimo sanitario".
Las
facturas y recibos son la constatación de que en realidad se ha
comprado un producto o servicio
Por ello, lo
más aconsejable es guardar
estos documentos debidamente en una carpeta o archivador, para que
puedan estar localizables en cualquier momento
y de forma rápida. Esta máxima se puede aplicar a todo tipo de
facturas, desde los recibos domésticos (gas, luz, telefonía...)
hasta las compras realizadas (ordenadores, muebles o
electrodomésticos), pasando por cualquier reparación
en el hogar (servicios de fontanería, ebanistería o electricidad).
También están incluidas las operaciones bancarias llevadas a cabo,
desde una transferencia
hasta la contratación de un depósito, sin olvidar las operaciones
de Bolsa.
Cualquier
factura debe ser objeto de atención y nunca tirarla o perderla. Ya que no se podrá
reclamar un mal servicio, un pago indebido o la aparición de una
pieza defectuosa en algún aparato.
¿Por
qué conservarlas?
¿por qué
se deben conservar los recibos durante un periodo de tiempo
prudencial? Estas son las razones más básicas:
1.
Mantienen la garantía
del producto y conceden el derecho a reparación
o sustitución del bien adquirido.
2. Actúan
como el pasaporte
natural para iniciar una reclamación o queja
ante sus emisores, e incluso, en casos de fuerza mayor, para
emprender un proceso
judicial.
3. Son la
constatación
de que en realidad se ha comprado un producto o servicio. Sin ellos
no habrá prueba fehaciente de esta operación.
4. Sirven
para protegerse
ante posibles problemas que puedan surgir en las relaciones con el
vendedor o el suministrador del servicio.
5. Se
constituyen como un instrumento indispensable para justificar
los gastos ante
las autoridades tributarias.
¿Las
guardo todas?
La importancia
de almacenar las facturas se deriva del hecho de que son una
acreditación de
la compra o adquisición de un producto o servicio, y sin ellas no se
tendrán apenas derechos.
Pero también hay que tener en cuenta que conservar o no un recibo
depende del servicio prestado y que no todos cumplen las mismas
funciones ni tienen el mismo periodo de vigencia.
Facturas
domésticas:
solo habrá que verificarlas, y si todo está bien, no será
necesario guardarlas. Sin embargo, desde las asociaciones de
consumidores recomiendan tenerlas durante un año por si hubiese que
ejercer alguna reclamación.
Sirven, sobre todo, para demandar un pago indebido y, en menor
medida, para cambiar de tarifa.
Extractos
bancarios:
están destinados para revisar sus cuentas, y una vez estén
conformes con ellas, podrá prescindirse de ellos. No obstante, en
los relativos a los productos financieros (depósitos, operaciones
bursátiles, fondos
de inversión, tarjetas...), deben mantenerse mientras estén
vigentes los servicios contratados.
Compras:
¿quién no ha comprado alguna vez un televisor, un ordenador? Su
factura es el salvoconducto de su garantía,
y si se pierde, no habrá ninguna. Por ello, deben mantenerse por un
mínimo de dos años, que se incrementaría a un periodo mayor en
las adquisiciones de electrodomésticos, equipos informáticos y
productos audiovisuales, mientras que los justificantes de pago en
ámbitos educativos y deportivos durarán el tiempo de sus
actividades.
Seguros:
es necesario guardar los recibos de pago de cualquier póliza
hasta el preciso momento en que finalice el contrato o sea
rescindido por el propio asegurado.
Bienes
y propiedades:
afectan a muchas personas que tienen en su patrimonio casas,
vehículos, plazas
de garaje, etc. En estos casos, tendrán que conservar sus
escrituras mientras dispongan de la propiedad.