Carlos estaba tardando una eternidad en acabar la carrera de
administración y dirección de empresas. Iba por su 8º año y el suyo no era un
problema de aptitud. Carlos simplemente adoraba su vida como estudiante y no
tenía ninguna gana de empezar a trabajar. Teniendo en cuenta que todos los
gastos de la universidad se los pagaba su padre su análisis era el siguiente:
Como las personas toman sus decisiones comparando beneficios y costes, su conducta puede cambiar si se modifican o bien los costes o bien los beneficios. Es decir, las personas responden a incentivos.
“Si
sigo estudiando mi coste de oportunidad (a lo que renuncio) es no trabajar y
por tanto pierdo el salario con el que empezaría. El salario que perdería en
esos momentos serían unos 1000 euros que empezaría cobrando. Si por el contrario
empiezo a trabajar mi coste de oportunidad es que ya no podré seguir con mi
vida de ocio y tranquilidad que me estoy pegando. El análisis de Carlos era
bien sencillo. Prefería su vida de ocio antes que 1000 euros”.
El
padre de Carlos que era dueño de una empresa sabía que esta era una pésima
decisión. Carlos no tenía en cuenta que cuanto más tardara en empezar a
trabajar, más difícil sería encontrar un buen trabajo y alcanzar un salario
digno. Dicho de otra manera, Carlos no tenía en cuenta que el verdadero coste
de oportunidad son todos los costes presentes (los 1000 euros que pierde al no
trabajar) y futuros (más salario en el futuro)
Ante
esta situación, el padre de Carlos le propuso lo siguiente: Hacerle Director de
la empresa con un sueldo de 3000 euros al mes, el día después de acabar la
carrera.
Como las personas toman sus decisiones comparando beneficios y costes, su conducta puede cambiar si se modifican o bien los costes o bien los beneficios. Es decir, las personas responden a incentivos.
UN
INCENTIVO es todo aquello que modifique los beneficios o los costes de una
decisión, por lo que puede modificar la decisión tomada.
Los
incentivos pueden ser positivos (recompensa) o negativos (castigo). Si tu
padre te dice que te quita el móvil sino apruebas, es bastante probable que
también te esfuerces más. En este caso el incentivo sería negativo.
La
importancia de los incentivos
Los
incentivos son muy importantes en economía. Por ejemplo, cuando hace mucho calor
las terrazas de los bares se llenan y las mesas dentro están vacías. En esta
situación un bar pierde la mitad de su clientela posible. Un incentivo que a
veces usan los bares es poner los precios de la terraza más caros, para así
incentivar a la gente a entrar en el bar. Lo mismo hacen algunas tiendas como
“telepizza” que cobran más barato sus productos si los recoges tú mismo y no
pides que te lo lleven.
Así
cuando el Estado quiere desincentivar el consumo de algún bien (como el tabaco,
muy perjudicial para la salud), lo que hace es aplicar un impuesto para
encarecer el producto. Si
eres uno de esos insensatos que fumas, que sepas que de los 5 euros que cuestan
algunas marcas de tabaco, 4 son de impuestos. Al aumentar los costes de
fumar hay menos gente que lo hace. El Estado “castiga” la decisión de fumar
aumentando sus costes. Este es uno de los motivos por los que mucha gente
cambia su decisión de “fumar” a “dejar de fumar”.
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